Cubre de tu propio dinero: un seguro de vida y de gastos médicos. Si confías en que los seguros que te pudiera brindar tu empresa son suficientes, estarías olvidando que cuando ya no trabajes ahí tendrás que cubrirlos a un precio más caro por el incremento en la edad y la inflación médica.
Ahorra en tu Afore o en otro fondo para el retiro. Un Plan Personal de Retiro incluso te da ventajas fiscales. ¡Aprovéchalas!
Haz tu testamento y mantenlo actualizado.
Mantén todos tus documentos importantes en orden, en una sola carpeta y en un lugar seguro.
Compra un seguro de educación sólo si lo que te interesa es la protección. No los busques como ahorro pues hay otras mejores opciones.
Haz un presupuesto periódicamente.
Lleva un buen control de lo que haces con tu dinero y en qué lo gastas. Puedes simplemente hacer un arqueo dos veces a la semana y un plan completo una vez al mes.
No está mal destinar una parte de tu dinero a diversiones, entretenimiento, tecnología, cuidado personal, restaurantes, etc., pero ten cuidado en tres cosas: a) Nunca te egañes con el famoso: «…pues para eso trabajo»; b) sólo puedes gastar en estos conceptos si antes los presupuestaste y c) no adores el lujo, el estatus y el exceso.
Nunca pienses que tienes mala suerte, aprende de tus decisiones cuando eso parezca.