Cuando tus padres (o alguno de ellos) no tienen suficiente sustento propio, tu los has apoyado y sientes que así seguirá siendo por mucho tiemo más.
Cuando tus hijos no son o no serán serán 100% autosuficientes por muco tiempo más.
Cuando tu cónyuge no genera ingresos suficientes.
Cuando tienes la responsabilidad de cuidar a una persona no directa (que no sea tu cónyuge, tus padres padres o tus hijos) y apoyarla con sus gastos.
Cuando las personas a las que apoyas económicamente no entienden el valor del dinero, ni lo que cuesta ganarlo.
Si no tienes hijos ni piensas tenerlos, cuando llegue tu período jubilatorio puedes necesitar apoyo (de cualquier tipo) que tendrás que conseguirlo por tí mismo.
No se trata de ser egoísta y menos con las personas que amamos y nos aman; más bien se trata de que al ayudar a los demás, no terminemos perjudicándonos gravemente a nosotros. Ayudar a otros tiene sus límites, que no se establecen por el egoísmo, sino por la prudencia y la precaución. La mayoría de las personas que por ayudar a otros terminan arruinados, también terminan con fuertes resentimientos. Hay que ayudar en la medida de lo posible.